En el marco del seguimiento de los aspectos ambientales que todos los años realiza el SEPA con motivo del sistema de gestión de calidad y medio ambiente que tiene implantado se puede concluir que las medidas de desempeño ambiental que tiene implantadas han redundado en un ahorro en el papel consumido.
Además de la digitalización de muchos procedimientos que, de forma general, se está dando en las organizaciones, el SEPA ha puesto en marcha una serie de medidas de control y ahorro de papel.
Lo primero es conocer el papel que se consume y la discriminación por usuario, esto nos servirá para buscar el origen del mayor número de impresiones o fotocopias y afinar los objetivos de reducción. Para ello en la fotocopiadora (que es un equipo compartido con otra unidad) se ha configurado un código de utilización específico del SEPA, adicionalmente, cada miembro del SEPA se ha descargado en su equipo un contador de impresiones que, además, especifica las características de la impresión (color o blanco y negro, doble cara o simple, bandeja de papel). Esto último es interesante porque la siguiente medida es equipar una de las bandejas de la fotocopiadora (dispone de 3) de forma permanente con papel borrador impreso a 1 cara, con lo que el gasto de papel se reduce considerablemente. Uno de los indicadores con los que contamos es el uso de este tipo de papel en el SEPA que ha para el curso 2021-22 ha sido del 52%. A estas medidas técnicas acompañan las prácticas que se incluyen en el Trébol (el SEPA tiene acreditado el nivel 3 de este programa de buenas prácticas ambientales de la UCO), por ejemplo, recopilamos en un lugar común los folios que pueden ser usados por una cara, las impresoras y ordenadores están configurados por defecto para hacer copias a doble cara, reducimos los márgenes del papel para disminuir la extensión de los documentos que imprimimos, potenciamos el uso de administración electrónica, priorizamos las publicaciones en digital, etc. Ni que decir tiene que el papel usado en el SEPA es de fibra 100% reciclada y que los residuos de papel que se producen se depositan íntegramente al contenedor específico de papel para que puedan ser gestionados de forma específica.
El resultado es una reducción evidente del consumo de papel, con el ahorro económico que supone, una reutilización de papel borrador que implica de forma directa una menor cantidad de residuos de papel generados y de forma indirecta una menor huella de carbono ligada a este aspecto (se ha reducido un 43% la huella de carbono asociada al consumo de papel en los últimos 4 años).