Más de cincuenta personas llenaron ayer la terraza del bar El Barón en la actividad ‘Ciencia en el Bar’, en la que 8 investigadores y 5 investigadoras de la Universidad de Córdoba explicaron de manera amena y divulgativa al público asistente los principales aspectos, pero también los más curiosos, de las líneas de investigación a la que dedican sus estudios. En el evento, enmarcado dentro de la Noche Europea de los Investigadores el personal investigador participante apenas tuvo cinco minutos cada uno para explicar sus trabajos que versaron sobre temas muy diversos, desde las humanidades y ciencias sociales hasta la medicina pasando por la agricultura.
Las investigadoras Tania Padilla Aguilera, Minerva Aguilar Rivero y María Alonso Roldán hablaron, por ejemplo, de las ciencias sociales y humanidades. La primera, del grupo “PASO”, explicó el proceso de edición en la actualidad de un libro escrito en el Siglo de Oro. Un proceso que incluye las fases de transcripción, actualización del lenguaje, etiquetado en categorías y digitalización que permita crear vínculos para buscar dentro del texto. Aguilar Rivero, del grupo “Economía del Turismo, de la Cultura y del Deporte” destacó las ventajas del turismo cinematográfico, pero también en la necesidad de repensarlo hacia una vía más sostenible. “La idea”, dijo, “es hacer un turismo más permeable y menos estacional para que no acabe siendo un evento de masas tan incómodo”. Alonso Roldán ahondó en la conectividad del mundo rural, en el marco del proyecto Desira en el que lleva tres años trabajando, para crear un futuro en el que la España vaciada esté más preparada, conectada, resiliente y fuerte.
El campo y la lucha contra el cambio climático protagonizaron algunas de las charlas. Cipriano Díaz Gaona, del grupo Producción Animal, explicó las ventajas de la ganadería extensiva, donde los animales se crían en libertad y comen de los pastos que da la tierra, ya que permite mejorar la biodiversidad y la fertilidad de los suelos o luchar contra el cambio climático. El proyecto Diverfarming estuvo presente a través de Jesús Aguilera Huertas. Sus estudios han comprobado que la diversificación de los cultivos en el olivar mejora el secuestro del carbono del suelo, así como su biodiversidad y disminuye las tasas de erosión del mismo. La dehesa y los mecanismos de teledetección a través de satélites que ofrezcan datos sobre reflectancia o temperatura de los suelos, fue el tema de la microcharla de Ana Andreu Méndez, de la Unidad de Excelencia - Departamento de Agronomía de la UCO (DAUCO). “Con esos datos”, afirmó, “es posible desarrollar herramientas con las que afrontar el cambio climático.”
La energía, fue otro tema que centró los microencuentros. Juan Luis Gómez Cámer, del grupo FQM-175, explicó diferentes alternativas al litio, un material limitado con el que actualmente se hacen las baterías. Su grupo está trabajando en baterías de azufre con grafito o de sodio con carbón procedente de la revalorización de residuos. Aprovechando la oscuridad de la tarde, Luis Manuel Fernández Ahumada, del grupo “Física para las Energías y Recursos Renovables” mostró cómo funcionaban los heliostatos (dispositivos de espejos que reorientan la luz) para aprovechar la energía del sol y, así, abaratar el coste de la energía.
Durante la tarde también se habló de medicina desde dos perspectivas diferentes. Rocío Navarrete Calvo, del grupo “Anestesia y Cirugía Veterinaria”, explicó las diferentes alternativas que existen en veterinaria para medir el nivel de dolor de los animales, desde una escala de valoración visual (más subjetivo) hasta el empleo de biomarcadores (más objetivo). La otra perspectiva fue la inteligencia artificial, en concreto, la capacidad de las máquinas para ver y comprender lo que observan, y así crear aplicaciones que permitan a los médicos y las médicas hacer un seguimiento de los pacientes, en el caso del estudio que realiza el equipo de Manuel Jesús Marín Jiménez, en pacientes de traumatología.
Y hablando de tecnología, el investigador Juan José Gallego Martínez, del grupo “VITENOL”, habló de un proyecto que emplea sensores de bajo coste encargados de informar de la calidad de sus vinos a quienes se dedican a la viticultura.
Por último, de materiales de construcción hablaron Adrián Pastor Espejo y Manuel Becerra Fernández. Pero lo hicieron desde dos momentos históricos diferentes. Si bien Pastor Espejo, que forma parte del grupo “Química Inorgánica e Ingeniería Química” se centró en el presente y en cómo emplear materiales de construcción sostenibles que empleen productos químicos que extraigan y aprovechen la energía del sol y así disminuyan la contaminación atmosférica; Becerra Fernández se centró en el pasado al hablar de arqueología clásica, una disciplina que estudia las rocas antiguas y toda la información que ofrecen. Por ejemplo, si se encuentra en una ciudad un tipo de roca que solo podía ser usada por un emperador romano, eso quería decir que esa ciudad tenía una especial vinculación con el poder.
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