Una investigación realizada por el grupo GISAZ de la Universidad de Córdoba en 15 zoológicos de España ha hallado circulación del parásito Leishmania infantum en primates no humanos en cautividad. La leishmaniosis, provocada por este parásito, es transmitida por vectores conocidos como flebotomos y su principal reservorio en el ámbito mediterráneo es el perro, causando en los animales una sintomatología variable (ej. hepática, renal, cutánea). Esta detección en primates, la primera realizada a gran escala a nivel europeo, supone un importante riesgo para la sanidad animal, pero también para la salud pública ya que se trata de una enfermedad zoonósica, esto es, que puede transmitirse de animales a humanos.
El estudio, que surgió a raíz de la poca información que había de la enfermedad en los primates a nivel europeo y motivado por dos casos de leishmaniosis que afectaron a dos orangutanes de zoológicos y centro de recuperación madrileños en el año 2017, aprovechó una muestra no invasiva para la detección del parásito: el pelo de los primates. Como explica el investigador Jesús Barbero Moyano, “el pelo actúa como un bioacumulador, siendo capaz de acumular restos biológicos del organismo. Además, su conexión con el aparato circulatorio permite rastrear ADN de parásitos o de otros componentes biológicos”. Así, dejando a un lado otras técnicas más invasivas que tradicionalmente se han usado en este ámbito como biopsias o punciones de nódulo linfático, el pelo ha servido para identificar que el 62,8 % de las 78 muestras tenían ADN del parásito. Este dato se complementa con las muestras de suero que ha analizado el equipo y según las cuales el 4% de los primates analizados habían desarrollado anticuerpos frente al parásito.
Una vez secuenciada la muestra de ADN del parásito presente en una de las muestras de pelo, la secuencia genética se comparó con otras depositadas en una base mundial de datos genéticos. La comparación permitió comprobar una alta homología con secuencias previamente aisladas en otras especies en España. “Esto quiere decir que nuestra secuencia es igual o muy parecida a otras obtenidas en seres humanos, perros y especies silvestres en nuestro país lo que nos indica que es la misma “cepa o variante” y podría sugerir un ciclo epidemiológico común entre ellos”, afirma Ignacio García Bocanegra, responsable del grupo GISAZ e integrante en el estudio.
Además de analizar la exposición de L. infantum en los primates, la investigación ha detectado dos factores de riesgos relacionados con la infección: la edad (dado que los primates más mayores han tenido más tiempo para estar expuestos al parásito) y el tamaño (los simios más grandes tienen una superficie mayor para que les piquen los vectores y una mayor producción de CO2 que los atrae).
La investigación, titulada “Monitorización de la circulación de Leishmania infantum en primates no humanos en cautividad en España”, ha obtenido XVII Premio “Ilustre Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid”, entregado en un acto celebrado por la Real Academia de Ciencias Veterinarias de España en el que se reconocen los trabajos de naturaleza experimental o de revisión dentro del ámbito de la veterinaria a nivel nacional.
El investigador de la UCO y autor principal Jesús Barbero Moyano recogió el premio, dotado con 3.000€, en una ceremonia que tuvo lugar en Madrid. Junto a él, han participado en la investigación: Remigio Martínez Pérez, Moisés Gonzálvez Juan, Inmaculada Moreno Iruela, Adrián Beato Benítez, David Cano Terriza, Andrea Carretero, Rocío Canales Merino, Andrea Ferreiro Prado, Juan José Garrido, María Ángeles Risalde Moya e Ignacio García Bocanegra.